Los diseños de Oscar Tubio

18.08.2021

Cuando alguien lee sobre alguna persona que alcanzó la fama por lo general centra su atención en todo lo inherente a ese éxito alcanzado, anhelando poder saborear algún día aunque sea una pizca. Pero olvida lo primordial para lograrlo, que es interiorizarse acerca del esfuerzo y la dedicación en que primero ese alguien tuvo que invertir para llegar a convertirse en quién es.

Hoy les traemos una breve reseña de la vida y obra de Oscar Tubio, un referente del diseño de indumentaria deportiva argentina e internacional, para mostrar su trabajo y conocer justamente cuáles fueron esos primeros pasos que dio y cómo ganó el merecido reconocimiento que obtuvo y que le permitió llegar adonde llegó.

Cuenta esta historia que todo comenzó a fines del año 1974 cuando inauguró su local de Galería Jardín, en pleno Microcentro porteño. El emprendedor por aquellos entonces se decidía a comenzar a construir su propio camino, materializando un proyecto ligado al mundo de la moda. Había observado que en el viejo continente se gestaba una tendencia vinculada con la necesidad que tenía la juventud de expresar su individualidad a través de la ropa que usaba, entre la que se destacaban remeras con diseños y estampados personalizados que reflejaban sus sentimientos y su forma de pensar. Decidió traer la idea con el objeto de desarrollar en estas tierras la misma revolución.

Puso el local porque necesitaba una vidriera para exponer sus originales creaciones. Y como todo buen empresario acompañó sus productos con una inteligente promoción, traducida en este caso a través de una puesta en escena que con certeza llamaría la atención. Supo munir el local con música, luces y  

vistosos uniformes para el personal. Y todo aquello resultó un imán para los curiosos. Entonces pasó lo que tenía que pasar: si a un buen producto le acompaña una buena difusión, imposible que no se corriera la voz... Una voz que llegó hasta la mismísima compañía de Disney, cuyos productores se acercaron para encargarle las prendas que utilizaría su elenco en las presentaciones que tendrían lugar ese mismo año en el Luna Park (quedaron maravillados con el resultado).

Esa escuela marketinera reconoce que se la debe a la red de relaciones construida en sus comienzos; el haber estado trabajando al lado de Carlos Reutemann y participar en el mundo de la Fórmula 1 le posibilitó aprender ciertas técnicas y aplicarlas a su negocio. Recuerda cenas compartidas con Mario Andretti, Emerson Fittipaldi y otros célebres pilotos que no sólo se dedicaban a correr sino que además eran empresarios. Charlas que enriquecían...

Las puertas al mundo del espectáculo se le abrieron también gracias a la amistad que forjó con dos grandes del cine argentino de aquella época: Alberto Olmedo y Jorge Porcel, quienes lo invitaron a participar en algunas de sus películas más recordadas, como por ejemplo "Experto en Pinchazos" y "Fotógrafo de Señoras".

Su fama, con el tiempo, trascendió fronteras a través de esa inteligente construcción de su imagen y de la de sus prendas, que comenzaron a demandarse en Latinoamérica y a nivel local por gente común y por celebridades del mundo del espectáculo y del deporte.

Si se le pide a Oscar hoy que evoque a las más significativas que posee en su haber no faltarán en el ranking las siguientes (por diseño y por lo que representaron en su momento):

La que usó Carlos Monzón del mítico bulldog que se convirtió en un emblema internacional y que lo llevó a ser reconocido en París como el deportista mejor vestido del mundo (estuvo presente junto al boxeador cuando fue galardonado con la distinción). Un bulldog que también supieron llevar en su pecho José Luis Chilavert y el Mono Burgos, por citar dos ejemplos.

La camiseta que el Club Atlético Boca Juniors vistió en 1978 en ocasión de la obtención de su primer título intercontinental, que reconvirtió el estilo de las casacas futboleras en el plano local e internacional (por primera vez un jugador sale con su nombre estampado en su espalda).

Otra utilizada por el club de La Ribera del ´81 (Diego Maradona incluido), con las famosas 4 estrellas apostadas a la altura del pecho del jugador, del lado del corazón. Distinguida en su momento en Inglaterra con el segundo puesto entre las más vistosas de la historia a nivel mundial.

Las confeccionadas para la presentación del programa televisivo de Canal 13 Porcelandia, que utilizaron las bailarinas del staff de su amigo Jorge Porcel.

Las que le encargó Frank Sinatra (a través de Palito Ortega) para su orquesta, utilizadas en Brasil.

La de San Lorenzo del doble escudo en el frente, con las siglas CASLA a la izquierda y el simpático gauchito de Boedo a la derecha (inolvidable para los hinchas cuervos).

La que utilizaron Los Auténticos Decadentes para la gira internacional que dieron con motivo de la celebración de sus 20 años de carrera.

Y las mencionadas al principio de esta nota, por supuesto, para la compañía Disney On Parade.

Sobre anécdotas tiene cientos recogidas en todos estos años. Pero reconoce que lo único que guardó de recuerdo fueron los guantes que Monzón le regaló de su última pelea (de los cuales jamás se desprendió aunque un desfile de coleccionistas se presentó dispuesto a pagarle fortunas por ellos). Y archivos fotográficos, junto a gordas carpetas repletas de mensajes de cariño de los hinchas de fútbol, que aun hoy le escriben para recordarle que siguen siempre presentes en sus corazones aquellos diseños de su autoría. No necesita más que eso. Es el homenaje más grande que recibió, junto con las distinciones internacionales.