Expedición Atlantis

20.05.2021

1988 fue un año en que aconteció uno de esos hechos que marcan la historia del ser humano, ejemplificando mediante hechos concretos de lo que puede llegar a ser capaz.

Fue a través de la difusión del registro de una hazaña que en realidad data de 4 años antes: una audaz expedición que tuvo a cinco tripulantes como protagonistas, quienes cruzaron con éxito el océano Atlántico en una precaria embarcación tras 52 días de travesía. "Cinco locos" para algunos. O "cinco excéntricos que sin nada mejor que hacer decidieron aventurarse al mar para llamar la atención" podría ser también la reflexión de aquel mismo grupo de opinólogos que tras sus palabras esconde el motivo real disparador de sus pensamientos. Pensamientos que condicionan, para nunca permitirles dar un paso más allá. Ese paso que a veces marca la diferencia, y hace que una vida valga la pena. Por falta de interés, miedo a lo desconocido u otros factores.

Justamente esta historia tiene como protagonistas a 5 hombres que son la antítesis de aquellos, con Alfredo Barragán a la cabeza. Un abogado (¿abogado?, si) que desde chico tuvo claro que, a pesar de su carrera, no quería pasarse la vida tras un escritorio o en los tribunales. Por eso encaró cuanta aventura pudo, destacándose entre algunas de las más relevantes la navegación por el Río Colorado, su llegada a la cima del Aconcagua y el vuelo en globo por Cordillera de Los Andes. Pero la más relevante (o por lo menos, la más difundida) fue la que resulta eje de esta nota.

Una expedición dijimos, con la cual el aventurero deseaba comprobar que posiblemente el hombre cruzó a América mucho antes que Cristóbal Colón valiéndose de una corriente marina que une nuestro continente con el africano. Hubo un solo antecedente hasta entonces de un experimento similar (el de Kon-tiki, de 1947) pero este sin duda ganó mayor notoriedad por estos lares debido a que la empresa fue encarada por un grupo de coterráneos.

Alistar su embarcación le llevó otros varios años; fue toda otra aventura en sí viajar hasta Ecuador para conseguir los troncos necesarios, llegar a tiempo para subirlos al buque que había accedido a transportarlos gratuitamente hasta Buenos Aires, montar luego todo en Mar del Plata y por fin trasladarla hasta Tenerife, lugar desde donde partió finalmente la expedición el 22 de mayo de 1984. A pesar de aprovechar esa vía rápida que ofrecía la corriente mencionada más arriba, el viaje no fue un paseo. Sin ancla, timón ni GPS, tuvieron que arreglarse como pudieron. Frente a las inclemencias del clima y con la comida también.

Expedición Atlantis es el registro fílmico de esa peculiar aventura. Un documental que cosechó la relevancia suficiente como para convertirse en la película argentina más vista a nivel mundial de todos los tiempos. Allí se narra de primera mano la hazaña en el mar y la energía invertida en la construcción de la balsa que la hizo posible. Una balsa que hasta hoy se mantiene conservada y será la estrella principal de un museo dedicado a la exploración y a la ciencia que se emplazará en la ciudad bonaerense de Dolores, donde hace mucho tiempo a un intrépido aventurero se le ocurrió la loca idea de cruzar el océano.