Cuando un dirigible surcó los cielos

08.02.2021

Tuvieron que pasar 61 años para que un dirigible volviese a surcar los cielos de Buenos Aires.

Porque en 1934 había llegado a la ciudad el famoso Graf Zeppelin alemán, cumpliendo lo que le marcaba la agenda sobre su itinerario alrededor del mundo. Los recuerdos de aquel globo inmenso aun perduran; fue todo un acontecimiento.

Pero cuenta la historia que entre 1995 y 1996 una nueva generación de argentinos también tendría la suerte de ver por primera vez otro de aquellos gigantes de helio en pleno vuelo. Claro que se trataba de uno completamente distinto: su antecesor no había sido creado solo con fines publicitarios (en realidad, más propagandísticos que publicitarios) sino también de investigación. Supo además cruzar el Atlántico varias veces, llegando hasta las gélidas tierras del Ártico.

La aeronave argentina, por su parte, fue protagonista de una muy original campaña de marketing de la empresa láctea La Serenísima (marca que ya desde hacía años había ganado su espacio en nuestro país y que con esta acción inequívocamente culminaba por afianzarse, si es que alguno piensa que todavía lo requería valerse de algo para lograrlo). Durante sus vuelos atravesó buena parte del territorio nacional, pero no llegó a traspasar ninguna frontera. Otro factor diferencial fue su menor porte y potencia. Pero, como decíamos, nada de esto la opacó. No hubo lugar para comparaciones. Quizá porque había transcurrido demasiado tiempo entre la aparición de una y de otra; quizá porque a pocos le importó y la magnitud del hecho eclipsó las mencionadas diferencias.

Quiso el destino que las inclemencias climáticas santafesinas pusieran fin a su vuelo el 22-11-1996: un frente frío lo alcanzó a pesar de las maniobras del comandante, que desvió su rumbo varias veces con el fin de intentar sortearlo. Se realizó entonces un aterrizaje de emergencia pero no al no poder desinflarlo a tiempo las potentes ráfagas de viento lo arrastraron y terminaron por destruirlo...

El fin de su historia podría haber sido otro, sin dudas. Podrían haberse escrito más páginas relacionadas a sus viajes. Pero resucitarlo implicaba a la firma volver a comprometerse con una inversión de gran magnitud. Además, la misión ya estaba cumplida.

Para quien le interese conocer más sobre la historia del paso del Graf Zeppelin alemán por Buenos Aires, acá va el enlace a un artículo muy completo de @infobae 

https://www.infobae.com/sociedad/2019/06/30/el-dia-que-una-gigantesca-nave-cruzo-el-cielo-de-buenos-aires/