THE PIT AND THE PENDULUM

Año: 1961

¿Qué debe tener u libro para convertirse en un clásico de la literatura universal? O, mejor dicho, ¿qué no debe faltarle? Esas cualidades diferenciales que posee cualquier cosa que pueda catalogarse como tal (desde un objeto hasta una película): atributos únicos que afloran desde el momento de su creación, logrando un reconocimiento que trasciende épocas para mantenerlos siempre vigentes en el imaginario colectivo.

En los libros, como decíamos, esto puede traducirse en revelaciones marcantes. O en reflexiones que inviten a cuestionar algo en particular sobre lo hasta entonces establecido. Pero fundamentalmente pasión, volcada en la narración de la manera en que solo los grandes escritores pueden hacerlo: llevando al lector a sentir que se suma a la aventura contenida en la páginas junto a los personajes, despertándole esa empatía que lo lleva a reír, a sufrir, a vivir y a morir con ellos.

El relato que inspira esta película es sin lugar a dudas una de esas selectas piezas. Quizá la obra más reconocida del célebre Edgar Allan Poe.

Un cuento oscuro, espeluznante, que narra las desventuras de un hombre encerrado y torturado hasta los límites, donde los dos elementos sobresalientes que materializan ese calvario son justamente un péndulo con una enorme navaja en su extremo y una profunda fosa. Elementos que torturan psíquicamente, no en forma física. Porque a pesar de verse atado en un camastro y amenazado por una muerte lenta y dolorosa a causa de ese extraño aparato mencionado en primera instancia logra escapar ileso. Y cuando está a punto de lanzarse al pozo impulsado por la desesperación de evitar otro fin aun peor, una mano salvadora aparece para asistirlo y evitarlo.

La película de 1961 protagonizada por el eterno Vincent Price es una adaptación libre de este relato. Podría incluso llegar a catalogarse como lo que hoy se conoce como un spin-off. Porque, a pesar de que el pozo y el péndulo aparecen, no lo hacen hasta el final. Y no son lo más preponderante de la historia.

Una historia que tiene como coprotagonista a Francis Barnard, un joven inglés que llega hasta un siniestro castillo para investigar la misteriosa y súbita muerte de su hermana. Allí lo recibirá Nicolás Medina, su cuñado, que vive atormentado desde el momento del fallecimiento de su amada. Barnard en principio desconfiará de su versión de los hechos llegando a pensar que el propio Medina fue quien la asesinara, sospecha que se acrecienta al descubrir en él actitudes extrañas, difíciles de explicar, y al saberlo después hijo de un cruel inquisidor español (de ahí el guiño a la historia original del que hablábamos un párrafo más arriba).

Finalmente la trama deviene en un ardid de mentiras y una conspiración entre la propia difunta (que no lo está) y el mejor amigo de Medina, el médico de la familia. Ambos elucubran el macabro plan que lo lleva a la locura, con el objeto de acabarlo y posibilitarle así a la pareja de conspiradores construir su vida juntos. Pero el plan se desmorona cuando Nicolás, preso ya de la insania, toma el papel de su padre y termina asesinando al hombre y dejando encerrada a la mujer en un sarcófago, condenándola ahora sí a su inexorable final.

Una película imperdible, rebosante de escenas impactantes sobre las cuales no daremos detalle acá para no arruinar la sorpresa. 

Disponible en Youtube: https://youtu.be/hzAe3-l0aoA