THE INCREDIBLE SHRINKING MAN

AÑO: 1957

Otra obra maestra del cine clásico de ciencia ficción, fruto de la adaptación de la novela del mismo nombre del autor y guionista estadounidense Richard Matheson.

La película gira en torno a las vivencias de el común y corriente Scott Carey, al percibir que comienza de manera inexplicable a reducirse de tamaño. Tras someterse a un sinfín de pruebas e investigaciones, él y su pareja terminan concluyendo que todo habría comenzado tras verse envuelto en una niebla misteriosa (¿radiactiva?) durante un paseo de barco.

A partir de ese momento su existencia da un giro de 180 grados dado que se ve forzado a lidiar con situaciones impensadas, que van desde las limitaciones físicas lógicas que posee un infante para alcanzar y mover ciertos objetos a causa de su limitada estatura y fuerza hasta la pelea por la mera supervivencia frente a amenazas considerables en exclusividad para roedores o insectos cuando sus medidaas ya alcanzan la preocupante marca de la de éstos pequeños animales.

Más allá de la originalidad de la trama son destacables los efectos especiales, la fotografía y la coordinación con los actores del film (la lista incluye desde otras personas hasta un gato y una araña) cuando interactúan con el minúsculo protagonista, quien obviamente en realidad no está donde la vista y la atención de los primeros se posa. La utilización de mobiliario y otros objetos gigantes de utilería para crear la sensación de que, por el contrario, todo es de tamaño normal salvo Carey es otro gran acierto de la producción, que hoy día resulta más que esperable para cualquier producción del estilo pero que en su momento representó toda una novedad.

Claro que por momentos se hace muy evidente la superposición de imágenes para lograr el efecto deseado, pero es algo perdonable teniendo en cuenta la tecnología con la que se valió la producción en aquel entonces para desarrollar la cinta.

Aplausos entonces para el director Jack Arnold, que logró gestar en el espectador no sólo la lógica sensación de asombro por lo expuesto más arriba; lo hizo padecer también el sufrimiento y la impotencia a la par del eje humano de esta historia en pasajes donde se lo mostraba desesperado intentando en vano captar la atención de quienes lo creían ya muerto (a causa de sus microscópicas dimensiones) o enfrentando su inevitable final.